martes, 13 de diciembre de 2011

Y hay estaba con ella los ojos ensangrentados de recuerdos, clavados en la ventana, viendo como pasaban los pocos días que le quedaban por vivir, no quería mirarse la espejo, pues ella se veía fea, marchita, con la mirada apagada y llena de desgracias, pensaba que su vida había sido una verdadera desgracia, su pelo era blanco y escaso, así como su piel. En sus manos se podían contemplar sus venas,como si de hilos se trataran, y sus dedos empezaban a deformarse, debido a la edad.
Estaba sola sentada en aquella butaca vieja de la cual no se había despegado en los últimos 16 años, en su rostro se veía reflejada la tristeza de Luisa. Su única compañia eran su gata Marga y la copa de vino que había sobre la mesa.
Luisa solo recordaba lo malo ya que no había pasado nunca nada bueno en su vida,su padre le pegaba desde pequeña así que se escapo de casa cuando tan solo tenia 15 años y no tubo mas remedio que vivir en la calle, a mas a mas de alguna forma tenia que sacar dinero, así que empezó a prostituirse... Ahora es de lo que mas se arrepiente ya que allí fue donde empezaron de nuevo a maltratarla y obligaban a tomar droga por tal de aguantar mejor todo aquello que no era del agrado de nadie, aunque ella pretendía ser fuerte. Más tarde encontró a su pareja ,José, el cual casi nunca veía porque se pasaba el día en el bar bebiendo sin parar y con el que tubo una hija, ella se sucido con 18 porque no aguantaba la situación. A todo esto Luisa un día cojió las maletas, esta iba un poco vacía ya que solo llevaba el pijama unas mudas y las zapatillas, y también cojio algunas fotos de su difunta hija  y mentras José estaba en el bar, como siempre ella se fue lejos, muy lejos de él para no verle nunca mas. Prefería pasar el resto de su vida en aquella butaca, que pasar un segundo mas en aquel infierno. 


Ella sigue allí esperando a que su hora llegue y por fin ese infierno acabe para alejarla de aquella mala vida y nunca mas volver a sufrir.

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